Tengo muchos recuerdos de mi tío Antonio. Todos los que me vienen ahora a la mente son sin duda entrañables. Recuerdo que tenía el disco "De niña a mujer", de Julio Iglesias, y lo mucho que le gustaba cantar y lo bien que lo hacía. Una vez había un teclado en el restaurante, y cuando no estaba el pianista mi tío Antonio lo tocaba en sus ratos libres. Siempre era la misma canción y los mismos compases que él repetía una y otra vez al teclado, a la vez que cantaba Strangers in the night, de Frank Sinatra. Ese verano le oí tocar todos los días, pero siempre eran la misma canción y la misma frase...
Y qué decir de sus dotes para la cocina. Guardo para mí las recetas de su sopa minestrone y de su cordero al horno, un gran legado, ya que para mí el tío Antonio era el mejor cocinero que he conocido. Por su sabiduría e instinto para la cocina. Desde hace ya años, me acuerdo mucho de él cuando cocino. Y esto es para siempre.
Un beso, tío Antonio. Descansa en Paz.